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PROLOGO

      Vivimos momentos complicados en los que los actos de generosidad escasean. Hay quienes ven pasar los acontecimientos que se van sucediendo como simples espectadores. Hay quienes, sin embargo, se resisten a dejarse llevar y prefieren asumir un compromiso personal y activo con esa parte de la historia que les ha tocado vivir.

       Emilio Pacheco Sánchez, nuestro protagonista, pertenece a ese segundo tipo de personas. Es de esos que se afanan y dirigen todo su empeño en recuperar y reconstruir, en ordenar y escribir -buceando entre la niebla del tiempo y del olvido-, las costumbres, las historias, los personajes, las anécdotas, los documenetos, las imágenes de su pueblo natal.

       Emilio Pacheco Sánchez, montieleño de cuna es, uno de esos seres que, aún viviendo lejos de su pueblo se niego a olvidarlo y se dedica cuantos esfuerzos puede para rescatar de los estantes, de los cajones, de las memorias leídas u oídas, cualquier dato que revele nombres , fechas, acontecimientos locales, tradiciones y refranes, escudos y monumentos de Montiel; todos ellos elementos que han ido conformando la historia de su pueblo a lo largo de más de veinte siglos. Un publo pequeño, pero que debe sentirse muy orgulloso de su pasado y que estoy seguro camina, con paso decidido y enérgico, hacia un futuro que auguro próspero y se me antoja feliz para todos los suyos.

       El mérito de Emilio no radica solo en haberse embarcado en la nada fácil aventura de escribir un libro, si no que sobre todo consiste en esa muestra de valor que ha demostrado tener a la hora de afrontar por su cuena y riesgo la edición. Valor, pero sobre todo, generosidad ya que, una vez editado el trabajo, decidió hacerselo llegar a sus paisanos y a todo aquel que esté inetresado en conocer sus exhaustiva de investigación y documentación.

       Emilio, con la publicación de "MONTIEL, historia y costrumbres de la villa"nos da una hermosa lección de humanidad, de compromiso y amar a su pueblo y a sus concuidadanos, a la memoria de Montiel ya la historia de Castilla-La Mancha.

       Por todo ello, he decidido gustoso a a cumplir su eseo de escribir estas lineas a modo de presentación de sus libro. Para Emilio, mi más sincero deseo de éxito. Para Montiel, un cordial saludo y mi voluntad de compartir sus afanes de progreso y solidaridad.




José Bono Martínez
Presidente de Castilla-La Mancha


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PRÓLOGO
      Cuando Emilio me pidió gentilmente que le escribiera un prologo para estas dos obras, yo que en la orza de la literatura sólo puedo robar a hurtadillas cazo y medio del ingenio como el lazarillo al ciego, yo que no me tengo por literato, como pescador de vivencias... no lo dudé un instante, y pensé: si hay que escribir... se escribe, porque escribir pa ná... Ya se imaginan.

      Así que me encomendé a las Musas del Parnaso -como diría nuestro insigne Quevedo- y agudicé todo lo que pude mi ingenio para no defraudar ni desmerecer a un hombre que se ha preocupado por Montiel, su cultura y su historia. Un hombre que con su trayectoria y sus desvelos va creando en Montiel y en los que lo leemos su pequeña escuela medieval particular.

      En Emilio los géneros literarios se mezclan y combinan, como la realidad y la fantasía, como maravilloso y lo mágico, como el verso y la prosa... en su escritura asistimos al espectáculo de la vida misma. Él es un escritos difícilmente encasillable porque -en lo que a géneros se refiere- se decanta por un híbrido: la TRAGICOMEDIA, así es como califica a "Ni quito ni pongo ni pongo Rey". Porque en el fondo, Emilio ha heredado ese don de observación que ostentas los grandes historiadores latinos, los cronistas medievales, y algunos manchegos de primera presión en frío sabedores de que el mundo es un espectro de colores reflejado por nuestra retina al que cada mente le imprime su sello personal. Un mundo en el que el amor y la tragedia tiene sus propias reglas estéticas. Así lo vio Fernando de Rojas en su "Tragicomedia de Calixto y Melibea", como Emilio lo vio en su Don Pedro al que le asignó también su bruja particular: la insolente Gala de Torres, con sus tantas reminiscencias  de la Trotaconventos del Arcipreste de Hita y de la mismísima Celestina.

      "Ni quito ni pongo Rey" se trata de los últimos días del rey Don Pedro I de Castilla sobre la Tierra, sobre Montiel, porque allí fue asesinado a traición por su hermano Don Enrique de Trastamara  un veintitrés de marzo trágico de 1369. El Don Pedro de Emilio -"violento y pasional"- nos descubre sus angustias, tristezas y pesares, sus preocupaciones, sus anhelos de última hora  y también sus placeres postreros -el deseo de goce hacia Doña Clara y Rebeca-, vanos subterfugios de evasión frente a una realidad que no sólo no se somete a su medida regia, sino que le anticipa un mundo en descomposición: el canto de cisnes de su reinado.

      En estos momentos tan dramáticos también hay un lugar para la nostalgia y la ternura cuando Don Pedro evoca en sus delirios oníricos la figura de su esposa:

"¡Cuánto os echo de menos,
mi amada Doña María,
cuán feliz todo sería
si vos pudieseis estar
con nuestras hijas, un día..."

      Y no cierra su admiración el rey, queda la entonación suspendida y todo lo embarga en profundo clima de amor familiar del padre y del esposo, de lo más íntimo del HOMBRE, que ahora se reivindica a través del sentimiento frente al MONARCA. En estos versos, tan sencillos, está el mejor de los lirismos como en San Juan de la Cfuz. Y así se hace poesóa...

      El verso de Emilio es genuino octosílabo español, el verso de nuestros romances épicos -aunque alguna vez flirtea enamorado con algún endecasílabo que asoma tímidamente:

"¡ Vivas, gran señor, mil siglos!
A mí me nombráis, ¡mi esposo y señor!

      Versos que solo pueda pronunciar su mujer: Doña María de Padilla.

      Sus estrofas son las Arte Menor: la cuarteta, la redondilla, la quintilla y la sextilla. Con ese tipo de verso Emilio maneja a la perfección su media y corta distancia. Pero ¿cuáles son sus poetas? Pues o la mejor están en los Cancioneros medievales... es indiscutible el influjo de Zorrilla y Pedro Muñoz Seca -con su Venganza de don Mendo:

                                                       "-Alfonso XI: 
                                                             Hijo, ya me debo ir,
                                                             en verdad, lo siento mucho.
                                                       -Rey Don Pedro I:
                                                             Quizás habré de morir....
                                                             ¡Sí, es la muerte la que escucho!"

      Pero el que está presente en el concepto y en la temática (el amor y la muerte) es sin duda Quevedo, al que Emilio no duda en homenajear con un comienzo de los mejores sonetos de la literatura en lengua Española:

"Ya formidable y espantoso suena
Dentro del corazón el postrer día
Y la última hora negra y fría
Se acerca de temor y sombras llena"

      En la prosa de Emilio, late el lenguaje de las crónicas medievales del Canciller Don Pedro López de Ayala, del Romancero y de Cervantes.(con ese típico cervantino "engaño a los ojos" del lector que muchas veces no sabe si los fantasmas que ve el rey Don Pedro en sus pesadillas febriles son reales o no); pero también su prosa es la prosa de las novelas románticas inglesas como el Ivanhoe  de Sir Walter Scott: por eso el lenguaje de Emilio no es arcaizante (¡ojo, que esto lleva pólvora pura!), no suena lejano, todo lo contrario: Emilio nos conecta con el lenguaje medieval, hace que sintonicemos sin esfuerzo con esa época que en eso es un maestro. Aunque el mester que trae "fermoso, non es de juglaría", tiene las sílabas "bien cuntadas" como diría Gonzalo de Berceo y... ¡a ciencia cierta! porque Emilio ha trabajado  e investigado lo suyo para poner ante nuestros ojos un plato elaborado con riquísimos majares que el lector digiere con deleite y fruición. Emilio, el geómetra, el pedagogo, ha encontrado su palanca de Arquímedes para conectar el mundo medieval y el moderno: por eso -no me canso de repetirlo- su obra se lee tan bien. Ayuda mucho el estilo de nuestro estoico más notable, frente a una prosa larga y ampulosa, ciceroniana, Emilio se queda con Lucio Anneo Séneca: más directo y conciso. "¡Cómo os habéis quedao? -Regularcico lo del ojo... ¡PERO ES QUE HAY MÁS!
porque es que resulta que Emilio se ha empleado con "disciplina clericalis", con todo el rigor del monje medieval, para sin descuidar su oficio y en hora robadas a la familia y los amigos podernos presentar una completa visión histórica del convulso siglo decimo cuarto de nuestras letras. La labor ha sido árdua pero ha merecido la pena el galardón. Los lectores que sólo contamos con tiempo comprimido para leer "Historias de la literatura... ¡Mu rápidas!" le agradecemos de buen grado a Emilio sus desvelos y sus horas de vigilia por entregarnos, con esa generosidad impagable que tiene los grandes, estos buenos ratos de disfrute y verdadera fruición estética que recibimos con la lectura de sus juguetes tragicómicos. Y todo ello con el sello inconfundible y denominación de origen de "MONTIEL DE PURA CEPA"

      Muchas gracias por tu generosidad, Emilio.





JOSÉ SANCHEZ MOTA

"P.D. He redactado el prólogo usando como herramientas cincel fino de cantera de verbo ligero y preciso, dardos certeros para definir la sutileza que se esconde entre líneas, el retruécano y la retranca, una orza de 20 arrobas con el despiece de la matanza de la allí escrito habiendo sido colgada en el techo de la cocinilla de la Real Academia con aliaga incluida, la longaniza verbal de la fina sustancia de las esdrújulas llamada comúnmente morrillo o careta que con un poco de sal se prepara en la lumbre, donde se avivan los fuegos del ingenio, a todo se le echa pimentón con el fin de que el lector pueda digerir el penegírico como es debido sin producirle solivianto, encocoro  o rescoldera. Ay, Señor. Que Dios nos proteja.
Que así conste y así se escriba en Madrid a 26 de enero de 2011."



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PROLOGO Y PRELUDIO POETICO
Escritos por Luis Cobos
para la obra teatral
EL REY INDOMITO, de Emilio Pacheco
Madrid, 2 de Arbril de 2014


PROLOGO


   El conocimiento y el perfeccionamiento de la técnica instrucctiva, investigadora y literaria, hace posible que se pueda escribir sobre lo esccrito y divulgado, con encanto y modernidad, sin renegar de la tradición.

   Esta es la forma en la Emilio Pacheco encuadra su obra.

   Me gusta la literatura histórica basada en hechos históricos, reales o no. Y esta pieza teatral tiene los ingredientes propios de la época de Cervantes o Shakespeare, contada con una técnica literaria moderna, contemporánea, fiel a la riqueza del lenguaje y a la forma teatral del sainete.

   Es difícil escribir, a estas alturas, una obra sobre los últimos días y andanzas de D. Pedro I, un rey temido, odiado y querido, cuando ya se ha escrito profusamente sobre ello.

   Emilio Pacheco lo ha hecho y muy bien, centrándose en los hechos y andanzas de este notable ser que según cuentan las crónicas de la época: "mató a muchos caballeros y escuderos de los mayores reyes deste Regno; e tomo contra voluntad muchas dueñas e doncellas, dellas casadas; e tomaba derechos del Papa é de los prelados..." Además de dejar un numerosísimo reguero de hijos , conocidos y desconocidos.

   El introito que figura en el libreto es un resumen espléndido de la historia de España.
   El Rey Indómito es un relato teatralizado de celos, , desdén, muerte, amor, crueldad, fortuna, ausencia, pasión, traición vasallaje, valor...

   Elementos teatrales por excelencia, sobre los que escribió Cervantes, bien retratados por Emilio Pacheco y contenidos en un texto ágil y enriquecedor.

   El Rey Indómito es la crónica de los últimos días del Rey Pedro I de Castilla, llamado "El Cruel". En ella se entralazan los hechos históricos con cierta ficción o recreación, que la hacen atrativa y contemporánea sin que por ello pierda la esencia histórica.

   Emilio Pacheco es de Montiel, tierra de anhelos, leyendas e ingenio.

   Ejerce de manchego y retiene su apego a las tradiciones, al lenguaje seco, gótico y con retranca de la gente de Montiel y su comarca.

   Emilio Pacheco pone voz a las voces que cuengtasn la historia, dejando memoria de un tiempo que no morirá.

   Me ha pedido el autor que le escriba un prólogo a esta profusa obra de teatro, llena de anécdotas y situaciones, en las que la realidad y la ficcón se entrelazan, sin que uno sepa muy bien donde acaba la una y empieza la otra, aunque toda ella emana autenticidad e historia.

   He pensado que, despues de esta breve introducción, Un preludio poético, abierto y ecléctico, casi musical, le vendrá  bien a esta gran obra.

PRELUDIO  POETICO




PRESENTACION


Hablar de Emilio Pacheco, el autor de esta trilogía sobre don Pedro I de Castilla, para mi, como Alcaide de Montiel y Justicia Mayor de Castilla, es hablar de una trayectoria paralela en servicio público, es hablar, de proyectos para Montiel, es hablar de trabajo y empeño, pero sobre todo de un camino de amistad.

Emilio es un escritor consolidado, en su dilatada carrera literaria, no solo escribe obras de teatro, sino que nos da cuenta en otros volúmenes de las costumbres y vivencias, del pueblo que tanto ama, Montiel, este pueblo que no solo nos une, sino que nos fascina, y cuya historia le hace ser centro de estudio y punto geográfico de los hechos determinantes que aquí acontecieron.

El empeño de Emilio, por reconstruir la historia del regicidio de Montiel, le hace investigar no solo los hechos y las escenas mas importantes y significativas, sino hasta los detalles mas nimios, que para otras personas pasarían desapercibidos y que sin embargo él, las convierte en situaciones unas veces graciosas, otras trágicas, pero siempre bien hiladas y enlazadas, para hacernos sentir testigos en primera persona de esa escena a la que nos quiere trasladar en el tiempo.

Crear cada año, un guion distinto, para una obra teatral, no es tarea fácil, pero el ingenio del autor da para eso y para cualquier otro menester que se propusiese, con su maravillosa, pertinaz y bendita tozudez.

Que duda cabe que la obra de teatro, sobre la vida de Pedro I de Castilla y Emilio Pacheco van de la mano, y a todos los montieleños y sus visitantes a través de estas obras, nos ha hecho conocedores a la vez que transmisores de sus andaduras, de sus pensamientos, de sus vivencias y de los desvelos, que el monarca le tocó vivir en aquel convulso tiempo.

Pero claro, no solo se queda ahí el autor, sino que después acompaña su ingenio con la dirección de las obras que escribe, y bajo su guion crea una simbiosis perfecta entre él como director, y los extraordinarios actores y grupo de baile del la Compañía Encomienda de Montiel que se han ido curtiendo bajo su astuta cátedra.

Ese tacto y esa manera de conducir obra y actores, han logrado que las representaciones teatrales, dentro de los actos de Montiel Medieval, se hayan convertido en el alma máter de estas impresionantes jornadas medievales.

Este humilde Alcaide Mayor del Campo de Montiel, denominado así desde 1261, como también Gobernador y Justicia Mayor de Castilla y Campo de Montiel aún en 1565, titulo recuperado por la Encomienda de Montiel en Montiel Medieval, tiene algo por lo que sentirse orgulloso, y es, por haber sido artífice de poner en el lugar que le corresponde, el talento y el amor de Emilio hacia su pueblo, poniendo en marcha los expedientes que culminaron con el nombramiento de tan ilustre persona, primero como Cronista Oficial de la Villa de Montiel y después como hijo predilecto de la misma Villa.

Un honor ser y haber sido parte de este periodo, que para mi será inolvidable, como también lo es ser tu amigo.

En los días de nuestro señor....

Ángel García Valcárcel
Exalcalde de Montiel

Alcaide de la Villa de Montiel y Justicia Mayor de Castilla y Campo de Montiel

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